La Alta Sensibilidad como Rasgo de Personalidad

Si miramos a nuestro alrededor, lo que vemos tiene el sino de la diversidad, de lo diferente como esencia necesaria de la vida.

Cuando hablamos del Hombre, el proceso no es diferente.

La propia diversidad en nuestra especie ha favorecido su supervivencia.

Pero  el  Hombre  debe  una  parte importante de su éxito evolutivo al desarrollo de aquellos afectos relacionados con la empatía, la simpatía, la amistad, la colaboración y el cuidado, que favorecieron la vida social y el trabajo en equipo y el cuidado de nuestros hijos.

Algunos  de  los  dispositivos  que  han  favorecido  nuestra  exitosa  adaptación,  están incorporados en lo que hemos denominado personalidad.

Allí se disponen nuestras estrategias  de  intervención  y  percepción de  la realidad, desde  las  más  básicas  y elementales hasta las más sofisticadas y refinadas.

Hay que entender la personalidad como  un  patrón de  características  muy arraigadas,  que  se  expresan  de  manera automática y que conforman a la persona en su totalidad.

Estilo personal y rasgos de la personalidad

El estilo personal de cada uno se perfila en unidades más pequeñas que son los rasgos de la personalidad, que definidos como patrones estables de comportamiento.

Cualquier rasgo que configura la personalidad tiene un carácter dimensional, es decir, que se manifiesta en mayor o menor medida, y ofrece diferencias individuales que se expresan de manera consistente.

La sensibilidad ha sido considerada a lo largo de la historia de la psicología desde “educadores y promotores de la cultura” y que “su vida enseña la otra posibilidad, la de la vida interior, de la que tan dolorosamente está necesitada nuestra civilización”.

Pero ha sido más la insensibilidad la que ha llamado la atención de los expertos.

Ello posiblemente motivado por los perjuicios que ha causado y causa en la humanidad, guiando la sociedad hacia una visión técnica y pragmática que está deshumanizando el mundo, con disposiciones egoístas, materialistas e individualistas,  que  han  favorecido  el predominio de personalidades antisociales y narcisistas.

Uno de los desarrollos teóricos más atractivos de la psicología contemporánea, en el Estudio de la  personalidad, es la  denominada perspectiva evolutiva y del neurodesarrollo, diseñada por Theodore Millon (Manhattan 1928-Greenville 2014), ciencia “integradora de la persona”, que se basa en el desarrollo de tres polaridades de carácter dimensional.

La dimensión denominada literalmente “sensibilidad”.

Supervivencia: preservar la vida y mejorar la calidad de vida.

Polaridad (placer- dolor). Los   recursos evolutivos  relacionados con la supervivencia están orientados al incremento y la preservación de la vida.

Este mecanismo forma la polaridad dolor-placer. Las conductas placenteras se repiten y tienden a promover la supervivencia.

Tiene como objetivo madurar, de forma selectiva, la capacidad, en gran medida innata, de discernir entre las señales dolorosas y placenteras. Esta estrategia obedece a una necesidad de vinculación y se desarrolla a lo largo del primer año de vida.

Adaptación: y modificación ecológicas (polaridad pasivo-activo).

La segunda tarea evolutiva a la que se enfrenta el organismo es la adaptación, que se puede conseguir a través de dos estrategias diferentes, pero que deben aparecer de forma complementaria.

La acomodación se refiere a la tendencia del organismo  a adaptarse al entorno de una manera más o menos pasiva y la  modificación es la capacidad que el organismo tiene de modificar el entorno en el que le ha tocado vivir de  una  manera  más  o  menos  activa,  siempre  con  la  finalidad  de  satisfacer  sus necesidades  básicas.

En  este  caso  el  niño  evoluciona  desde  un  estilo  adaptativo relativamente pasivo a otro de modificación más activo de su entorno físico y social.

Reproducción: cuidados reproductivos y programación reproductiva (polaridad sí mismo-los otros).

Se trata de un dispositivo de carácter sociobiológico en el que cada género intenta maximizar su presencia.

Desde el punto de vista biológico está, en primer lugar, la estrategia r.

El objetivo, en este caso, es reproducir un gran número de descendientes que son abandonados a su suerte.

En segundo lugar está la estrategia k, en la que lo cuidan de los relativamente pocos descendientes que tienen.

Uno reproduce en esta polaridad  la estrategia sociobiológica masculina, orientada hacia sí mismo, y el otro la femenina, orientada hacia el cuidado de los demás.

Desde el punto de vista psicológico la primera estrategia suele considerarse egoísta, insensible, desconsiderada y descuidada; la segunda es afiliativa, íntima, protectora y solícita.

La estrategia r responde a la propagación de sí mismo y en el otro extremo la estrategia k que cuida de los demás.

La expresión psicológica de estas estrategias se expresa en la dimensión sí mismo-los otros.

En este proceso el prototipo masculino se puede describir como más dominante, autoritario y codicioso, y el femenino, como más cooperador, cuidador y respetuoso.

Otra tendencia contemporánea que nos puede ayudar a definir este rasgo de alta sensibilidad que estamos intentando diferenciar, es la perspectiva de los rasgos y factorial.

El interés inicial de Cattell (1943), era encontrar un conjunto de categorías que abarcara las múltiples variaciones de la personalidad, y entre ellas se encontraba este factor se refiere al aspecto sentimental de la personalidad.

Según la descripción hecha, la persona altamente sensible tiende a basar sus juicios en gustos personales y valores estéticos.

Se apoya en la empatía y la sensibilidad a la hora de hacer sus consideraciones y es más refinada en sus gustos e intereses. De esta guisa, estas personas, aprecian más la belleza de un poema, una novela u obra de teatro que una competición deportiva.

Por otro lado, al apoyarse en los aspectos subjetivos de las situaciones, puede pasar por alto elementos más funcionales y utilitarios de la realidad, pecando de falta de pragmatismo.

También muestra pequeñas correlaciones con el polo reactivo de la estabilidad, con lo que evidencia cierta reactividad e inestabilidad emocional.

En definitiva, podemos considerar este rasgo de Alta Sensibilidad de la personalidad de manera dimensional, situando en un extremo la sensibilidad, desde un punto de vista evolutivo como un estilo sociobiológico, que describe un modelo femenino, orientado al cuidado de los demás, considerándolo una estrategia adaptativa afiliativa, cooperadora, protectora y respetuosa.

En el   polo opuesto, entendido   como insensibilidad,  encontramos  una  estrategia  masculina calificada  como  insensible, egoísta, autoritaria y codiciosa.  Y desde el punto de vista factorial, la alta sensibilidad estaría descrita  como  un  estilo  que  se  basaría  en  juicios  emitidos  según  el  gusto personal y en valores de carácter estético, centrado en la empatía.

Pero también, en su vertiente más extrema aquejado de falta de pragmatismo y de cierta inestabilidad emocional. Visto lo visto, cuánta razón tenía Jung cuando afirmó lo dolorosamente necesitada que está nuestra civilización de e te rasgo que hoy en día es cada vez menos valorado.

 

Federico Wallner

 

Autor: Federico Wallner Jordá.

Licenciado en psicología.

Colegiado nº CV-02208